Sin miedo al cambio

– ¿Músico? ¿Estás absolutamente seguro? 
– ¡No, no creo que sepas lo que quieres!  
-Habiendo tantas carreras para escoger y tú quieres estudiar música.  
– ¿De qué vas a vivir?  

Ésta fue la reacción de Mónica cuando su hijo de 16 años de edad, y cursando el segundo año de bachillerato, le dijo que acaba de descubrir qué quería estudiar. 

El caso de Mónica no es el único. La mayoría de los padres de familia seguimos pensando que más vale que nuestros hijos estudien “algo conocido”, “una licenciatura que alguien de la familia haya estudiado” porque esa será la única forma de encontrar un empleo que les permita sacar adelante a sus propias familias. 

Sin embargo, no hay nada más alejado de la realidad actual que esta vieja creencia. Actualmente los jóvenes se enfrentan a nuevos fenómenos laborales que están modificando las necesidades y las estructuras del mercado laboral. Las nuevas tecnologías y el sector digital en general, empiezan a concentrar gran parte de las nuevas profesiones.  

Estudios de la Universidad de Oxford señalan que 47% de las carreras universitarias actuales desaparecerán dentro de 20 años y 90% de los trabajos que se mantendrán, sufrirán alguna transformación y exigirán nuevas competencias laborales.  

Para oscurecer aún más nuestro tradicional paradigma con respecto a lo que deben estudiar nuestros hijos, de acuerdo con proyecciones recientes del Foro Económico Mundial, en los próximos 15 años desaparecerán por lo menos 2 mil millones de empleos lo que obliga a las sociedades en su conjunto a hacer una revisión de las carreras del futuro y del perfil de los nuevos egresados

Por su parte, el historiador Yuval Harari, mundialmente reconocido por sus estudios sobre las tendencias de la humanidad, asegura que es probable que muchos empleos desaparezcan, particularmente los más monótonos y repetitivos.

“En cambio los trabajos que requieren un mayor grado de creatividad serán más seguros, al menos a corto plazo. Los profesionales creativos estarán más blindados ante la posibilidad de ser reemplazados por robots”. 


Yuval Harari

Si todas las investigaciones y las nuevas realidades que se nos presentan cotidianamente no sacuden nuestra caduca visión sobre lo que esperamos del futuro de nuestros hijos, tenemos que ampliar nuestro panorama y buscar toda la información posible para comprender lo que ellos están viviendo cuando se sientan frente a una computadora o pican algún botón de su teléfono celular. Las posibilidades de conocer, aprender, interactuar con otros, son portentosas. 

Sin duda la rapidez del cambio nos genera temor. Adaptémonos y atrevámonos a romper nuestras propias ideas preestablecidas sobre el mundo. No tengamos miedo del futuro, más bien aprendamos a verlo como un camino que nos abre enormes e inimaginables posibilidades.  

Si nuestro hijo quiere estudiar música, diseño digital, nanotecnología o relaciones humanas, impulsémoslo a que lo haga. Permitámosle que aprenda experimentando.